viernes, 11 de mayo de 2012

Los malos, los buenos y los tontos.

¡Oh! Que lloren los buenos de todo el mundo, pues en el día de hoy, los buenos rara vez triunfan. Y cuando triunfan, expiran.
Procedamos con la clasificación de las personas:
Los tontos: Estos tienen la suerte de ser los más felices, pero creo que son los más vacíos. Tonto para mí es aquel que no sabe, y siquiera se interesa por saber.
Los ignorantes, los que creen saber más de lo que en realidad hacen. No suelen meterse con ellos, no suelen meterse con nadie. Al fin y al cabo, ¿qué puede hacer un tonto?
Los malos: Los vivos, los falsos. Demasiado vivos, y demasiado falsos. ¿Qué remordimiento pueden tener si ellos salen beneficiados? Manejan a los buenos a su gusto. ¿Por qué? La ingenuidad va acompañada de la bondad. Pobres buenos. ¿Lo peor? Son los que triunfan en el mundo de hoy, pisan cabezas. Son como perros, como los clasifica Roger Waters. “You gotta be trusted, by the people that you lie to .So that when they turn their backs on you, you get the chance to put the knife in!” Por lo menos tengo la certeza, que moriran sólos, arrastrados por el peso de lo que hicieron.
Los buenos: Citando la frase con la que abrí: “¡Oh! Que lloren los buenos de todo el mundo…” Ingenuos, ¿por qué? Se niegan a ver la maldad en los demás. Cualidad, que hoy en día, es un defecto. Pobres buenos, pero tienen la tranquilidad de no haber perjudicado a nadie, en la carrera de su vida.
Sonará a falta de modestia, pero a veces me gustaría dejar de ser tan bueno…

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