viernes, 20 de enero de 2017

Mar

Llueve.
Un paseo en el Rosedal.
Disfruto del goce que solo tu roce da.
Un punto rojo en el vórtice
simula complicidad.
Un punto blanco en mi vértice
nos hace sentir animal.

Ánima.
Tiendo a expresar mi ánimo.
Me ciño a mi ceño fruncido
que frunzo si enseño demás
¡Qué saña!
Tengo mañas si se trata de sueños.
Ruda, caña, cáñamo.

Se calla lo
que con más intensidad aprieta en la garganta.
Se grita
lo que se necesita
para evitar quitar la máscara
y escapar al
pantano viscoso que nubla,
pudre; mugre invisible,
envidiable por cierto.

Me advierto alcanzable por demonio internos,
otoños
e inviernos.

¿Qué es lo que me incita a darme cuenta
qué eso que me excita es algo más que tetas?
Pero notarlo tanto apesta,
como abusar del perfume y evitar el baño

Impía suciedad
¿Limpia sociedad?
Ígnea amatista reclama mi frente
servidor frecuente de pulsiones malignas.

Soy ese que ahí va
ni abajo ni arriba;
errante
escribiendo oscilando entre cuartos crecientes
y cuartos menguantes;
deseando encontrarte y un cuarto mediante
tocarte,
con arte
por darte
y gozar del
contacto ardiente y soporífero;
haciendo en un momento eterno lo efímero

Decímelo

¿Te estoy haciendo mal?

Si la respuesta es “sí”, perdóname
O… me corrijo, “perdón, amé”
¿cómo podría tener excusa?

Si la respuesta es no
es que no ves lo
que veo antes de hacerlo

Cansado de ver borracho
tacho versos.
Ilumíname o difumíname;
pero no me salves
porque tal vez
eso me hace bien.

Suena tan loco…


¿Cómo podría explicarte que escribí pensándote?
Dibujándote,
es como dejar doler,
en tanto que
sigo buscándote
en los árboles.

Y no es para que te enamores,
si creyeras en eso, yo ya no sé

Nunca tuve temor de que me abandonases.
Es que es lo que pasa. Ignoro cuándo lo hacen.
Quizá porque jamás podría dar alcance,
o tal vez me cansé de ver trayectos tambalearse.

Triste por saber que no hallé en el ayer el placer de quemarse.
¿Qué más se puede anhelar si no se va a llegar a encontrarse?


Detrás de mis ojos
se esconde una hoja,
aunque parezcan alhajas.
Dudo de si busco el cielo o el infierno;
El nirvana o el samsara;
Ragnarok,
o Valhala
¿Quién sabe?
La Meca

Sea lo que sea,
a la meta,
harto de cada jeta
que nada me transmite.
Quiero de eso que no se repite:
que todos desean,
algunos ignoran
otros no admiten.
Aquellos, omiten,
los segundos lloran
¿Ahora? Tiriten…

porque un día llega, y si llega ¡qué triste!
Oirás en tu cabeza una pregunta: “¿Qué hiciste?”