Tu último
regalo fue tu aroma, gracias.
Cuando lo
huelo observo sensaciones violáceas,
percibo dulzura
inscrita profundamente en olores agrios,
y la imagen
latente de mi nariz sobre tu cuello
diciéndote
que adoraba tu fragancia,
producto de
la nostalgia
respecto a
musa de otra casa,
lejana mas
cortazariana,
casi tu
doble diría,
pero porqué
faltarte aún en mis escritos,
el único
lugar donde te tuve
como quise,
ya que ni en
sueños pude,
llamándote
otra mujer
¿acaso es
otra patética microvenganza?
un “¿por qué
no te vas?”
entrelineas en mis respuestas
porque esto
fue una guerra y puñales clavaste más,
sin embargo qué
es puñal cuando hubo espada
y qué es
herida donde hay cicatriz.
Escribote
porque me gustaste
para hacerte
musa, Inquisidor podrías llamarme,
y si hete
llamado bruja fue por ansias de tu carne,
esa que me
negaste
(y supiste
que la anhelaba)
por ende
provocaste
llamarada de
ira,
rencor en mi
habitáculo
porque supe
quien la tomó,
y sí,
¿cómo no
iba a
despreciarte?
Pero por
favor, no te confundás,
es algo
normal para alguien anormal
amar odiando
y odiar amando,
he allí lo
que no se puede cambiar,
ha de ser mi
camino,
ha de ser mi
karma,
ha de ser mi
inconsciente o superyó, o como quieran llamarlo los viejos y nuevo profetas
(pero es lo que soy,
aún no pude romper el cascarón).
Yo probé tal
fruta del
pecado,
esa,
la que
habita en tus labios,
despacio,
y probé también
con mis dedos de tu piel,
¿acaso no
desperté curiosidad primitiva para que poseas la mía?
Quizá me engañe
pero tu cuerpo no decía
lo mismo que
tus palabras de mentiras,
diluidas,
en oídos de
este loco que respira
en un mundo
de verdades insignificantes y
mentiras
significativas.
Suene burdo,
presento sinceramente
que sobre
vos puse mil deseos ardientes
de sexo
caliente
¿para qué
mentir?
si bien
sabes que quise tenerte,
lo que te
hizo peligrosa mujer de la muerte,
porque sé
bien de estos juegos y no por pecar de inteligente
ni de
soberbia tangible y tangente,
sé porque sé
entender,
con el dolor
que eso puede traer,
y entendí
que no nos perdimos ayer
porque las
raíces no pudieron soportar
ni el océano
de agua que solté
ni la sequía
irremediable que se presentó después.
Sí.
Eso fue lo
que entendí.
“Sin ti, no
tiene sentido sentir”
pensé durante
la mañana,
“…daban sus
labios rocío y no bebí”
eso fue lo
que el día me cantó de nosotros,
“No te
quiero ni aquí, ni ahí”
a la tarde
tras perdernos concluí,
“¿qué hago
con la música que por vos escribí?”
le susurré a
la noche, por no tenerte en fin.
Pero todavía
creo que te tengo, che
Lo sé, soy
demasiado tóxico
¿no?
Pero pasé la
tarde oliéndote,
(y la noche también)
y sé que lo
hiciste a propósito
¿no?
ya sabés,
eso de dejarme tu aroma…
sabiendo a
base de mis palabras y hechos cuánto me desploma,
como queriendo
cambiar ese punto por coma;
porque vi
algo de brillo en tus ojos,
(quisiera haber
estado fuera de mí para saber si en los míos pudiste ver más allá del enojo)
aunque tal
vez me equivoco,
y puede ser
porque todavía me drogo,
de vos,
y con todo.
Hay mañana y
mañana es solo.
Y por más
que te huela y te huela violeta,
como tu aura,
como tu
perfume,
como las circunstancias,
párvula
hoy solo nos
une
la distancia.