jueves, 23 de marzo de 2017

Regalos rotos, perdidos o diluídos (Violeta)

Tu último regalo fue tu aroma, gracias.
Cuando lo huelo observo sensaciones violáceas,
percibo dulzura inscrita profundamente en olores agrios,
y la imagen latente de mi nariz sobre tu cuello
diciéndote que adoraba tu fragancia,
producto de la nostalgia
respecto a musa de otra casa,
lejana mas cortazariana,
casi tu doble diría,
pero porqué faltarte aún en mis escritos,
el único lugar donde te tuve
como quise,
ya que ni en sueños pude,
llamándote otra mujer
¿acaso es otra patética microvenganza?
un “¿por qué no te vas?”
entrelineas en mis respuestas
porque esto fue una guerra y puñales clavaste más,
sin embargo qué es puñal cuando hubo espada
y qué es herida donde hay cicatriz.

Escribote porque me gustaste
para hacerte musa, Inquisidor podrías llamarme,
y si hete llamado bruja fue por ansias de tu carne,
esa que me negaste
(y supiste que la anhelaba)
por ende provocaste
llamarada de ira,
rencor en mi habitáculo
porque supe quien la tomó,
y sí,
¿cómo no
iba a despreciarte?
Pero por favor, no te confundás,
es algo normal para alguien anormal
amar odiando y odiar amando,
he allí lo que no se puede cambiar,
ha de ser mi camino,
ha de ser mi karma,
ha de ser mi inconsciente o superyó, o como quieran llamarlo los viejos y nuevo profetas
(pero es lo que soy,
aún no pude romper el cascarón).

Yo probé tal
fruta del pecado,
esa,
la que habita en tus labios,
despacio,
y probé también con mis dedos de tu piel,
¿acaso no desperté curiosidad primitiva para que poseas la mía?
Quizá me engañe pero tu cuerpo no decía
lo mismo que tus palabras de mentiras,
diluidas,
en oídos de este loco que respira
en un mundo de verdades insignificantes y
mentiras significativas.

Suene burdo, presento sinceramente
que sobre vos puse mil deseos ardientes
de sexo caliente
¿para qué mentir?
si bien sabes que quise tenerte,
lo que te hizo peligrosa mujer de la muerte,
porque sé bien de estos juegos y no por pecar de inteligente
ni de soberbia tangible y tangente,
sé porque sé entender,
con el dolor que eso puede traer,
y entendí que no nos perdimos ayer
porque las raíces no pudieron soportar
ni el océano de agua que solté
ni la sequía irremediable que se presentó después.

Sí.
Eso fue lo que entendí.
“Sin ti, no tiene sentido sentir”
pensé durante la mañana,
“…daban sus labios rocío y no bebí”
eso fue lo que el día me cantó de nosotros,
“No te quiero ni aquí, ni ahí”
a la tarde tras perdernos concluí,
“¿qué hago con la música que por vos escribí?”
le susurré a la noche, por no tenerte en fin.

Pero todavía creo que te tengo, che
Lo sé, soy demasiado tóxico
¿no?
Pero pasé la tarde oliéndote,
(y la noche también)
y sé que lo hiciste a propósito
¿no?
ya sabés, eso de dejarme tu aroma…
sabiendo a base de mis palabras y hechos cuánto me desploma,
como queriendo cambiar ese punto por coma;
porque vi algo de brillo en tus ojos,
(quisiera haber estado fuera de mí para saber si en los míos pudiste ver más allá del enojo)
aunque tal vez me equivoco,
y puede ser porque todavía me drogo,
de vos,
y con todo.

Hay mañana y mañana es solo.

Y por más que te huela y te huela violeta,
como tu aura,
como tu perfume,
como las circunstancias,
párvula
hoy solo nos une
la distancia.

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