miércoles, 30 de noviembre de 2016

Teoría de las cuerdas

Ayer a la noche te ví,
estabas linda como nunca.
Quedé envuelto entre las preguntas
que jamás quise decir.

Me advierto perdido y ajeno;
no soy del tumulto, pero no soy diferente.
Es la ambivalencia que me hace temerle
a lo que no me hace sentir pleno

Porque existe la unicidad
y solo me alejo de ella:
cuídala cuando la tengas,
que no siempre se puede observar.

Contemplo buenos sentimientos
pero lejos de mi persona.
Es un reflejo de la corona
de espinas de otro tiempo

Ejemplo de laceración,
como cuerpos muertos que en la acero vio
ese Kamikaze, de sacrificio y pasión.
Muriendo por el diablo que está en vos.


Y solo
Innovo si vos no
Decís como te sentís.Son los
pocos recuerdos que emitís todo
lo que te hacen ser feliz como
maestro al ver crecer al aprendiz, y si dio lo
necesario para curtir otro,
el círculo se va repetir por no
poder romper con la matriz.

Dios con-
tó que fuese así; pronto
podrán salir de ahí locos
que decidieron destruir modos
de vivir roto.
Y ahora todo suena dulce y eso es decir poco
porque podrás beber del elixir rojo
que contengo dentro de mí cuerpo,
y eso no es mentir. Al polvo podemos ir cortos
de tiempos de porvenir tan solo por debatir foros.
Los coros pueden unir dolos, aunque al ir arriba solo puedo construir polos.

Por lo que debo admitir, que hay algo dentro mi tono
que al percibir que Artemisa puede gemir “Apolo”,
solo creerá en el latir sordo
que ya no quiero emitir; forjo detrás de letras que no te verás venir tomos
que tomo como estandarte para afligir bobos. 
Porque no todos somos de la misma raíz. 
Formo parte del contraste gris. Gordos peces ríen de mí “soy yo".
Y “yo soy” es el juego en el que materializo al fin “DIOS” mor-
-tal es tal que al dar azar debí polvo
acumular detrás de ti; asombro
no deberías esperar de mí. Morbo
Es lo que han de consumir. Lodo
es donde han de vivir, tontos.

Viviendo en la ciudad de la angustia,
donde si no la tienen la buscan.
Suelto tragos primigenios en las tumbas
de los que no pueden ver atrás de la luz más
que simples sombras negruzcas.

Tenues silencios de blues-jazz
hora de que tengamos saxo.
Nuestros cuerpos convexos se entregan
al goce del roce en el nexo.
Pienso en el peso en mi espalda, la contracción en el pecho,
la sequedad en mis labios.
La fuerza que me fricciona a evitar lo simultáneo.
Lo que percibo al mirarte no lo da Dios.
Entrego mis latidos a cambio
de estabilizar mí forma alejándote del radio
que trazo en el eje de mi presencia
porque pones vibrar a las cuerdas y eso no puedo explicarlo.

Observo tu carne cubiertas de rasgos;
el largo de tus cabellos teñidos, tu vestido azul, la fineza de tus pies delicados.
La línea que define el contorno de tus muslos,
silueta,                     
y solo quiero rozarlos:
que tu piel se erice al contacto.
sentir la luz en tus pezones brillando,
el sonido de los fluidos bailando.

Prender la llama que se esconde en tus ojos apagados
y que nos queme esa inercia que nos mantiene alejados.

Pecado.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Orquídea fantasma

Eres una orquídea,
sé que no lo sabes porque no tienes ni idea,
de todo lo que te pienso
y todo lo que me cuesta sentarme a escribirte versos.

Sé que en su momento
yo bebí de más.
Estabas entrando en mí
y no te vi llegar,

no debí esperar,
y ahora te tengo lejos
no sé ni pensar; es que

no lo quiero titular.
Puede sonar ridículo,
pero eso lo hago en el final

¿Y cómo podría hacerlo?
Si todavía pienso
que no debe terminar.

Sé que mentí la
vuelta que te dije que no sentí las
veces que me hice daño por llamar la atención.
Hoy solo observo a un tonto perdido en la traducción

¿Comprendes la dimensión?
Todo fue distinto después que sentí tensión.
En tus ojos verdes está el ser de mi inspiración,
soñando con besarte, desnudarte

y desvestirte los miedos...

que nunca muestras a nadie para no sentirte menos.
Entremos en tu terreno,
y entro en tu corazón patinando sobre hielo.

Sólo sé que te quiero,
tal vez no nos conocemos,
pero una vez lo hicimos.

Y todo lo que vivimos
quizás para vos fue menos
por eso es que no te olvido

Anduve viviendo calle, sin saber dónde ir
y me di cuenta muy tarde que sacabas lo mejor de mí.
Te estoy contando cosas que no me corresponden ¿y?
Soy el que corre por el borde de su porvenir.

Espero que algún día me perdones por decir
que al caer de la noche, yo, no soy yo sin ti.

Y sí, comprendo que no acostumbras
a lidiar con los locos y soportar sus conductas.
Te hartaste de las preguntas,
el día que te fuiste, lo hiciste con mis columnas.

domingo, 3 de julio de 2016

Esa piba

Fui capturado una vez por cosas que no conocía
Y atrapado me ven, intentando escribir poesía,
La que me inspira mirarla de mi ventana y vacía
Veo la suya y yo elijo observarla todos los días.

Y es que esa piba,
Me cautiva hasta en la forma en que respira.
Me encandila cuando vil me desafía.
Y aun así no tenerla es lo que más me lastima.

Y yo sospecho
Que no dormiré bien salvo que sea en  su pecho.
Cuando me mira a lo lejos, me llama y yo lo aprovecho,
Como una hiena al acecho de restos saco provecho.

Es un exceso,
Pero que puedo hacer si muero por esos besos.
Que en cuanto más yo me esfuerzo más los alejo de mí.
Haga lo que haga por ella toca sufrir. ¿Y qué decir?

No olvido nuestras cartas ni las charlas en el corredor.
Tampoco aquel reencuentro. Volví a elegirte a vos.
No olvidés la despedida que no fue.
Ni todas las veces que aunque quise no llamé.

Yo recuerdo las mentiras, como un perro perdoné.
También cuando dije que a tu lado tan sólo tiemblan mis pies.
Y se amontonan mis palabras, ya no podía ni hablar,
Sin saber que oír, ni que sentir ni cómo actuar.

Y es lo que más me choca,
Cuando me provocas
Y provocas que actúe como un idiota.
Cambiaria hasta un imperio, sólo por tener tu boca.
Si no te tengo reina, no me sirve la corona.

Nada es lo mismo sin vos,
Mi cuerpo te pide a gritos.
Soy adicto al dolor,
Por eso te necesito.

Sé que no puedo evitar,
Que sigan nuestros caminos.
Si yo te vuelvo a encontrar,
Quizá podremos reunirlos,

Irnos del mundo.
Si querés nos vamos de la mano y sin rumbo.
Sino, lo construimos hasta morirnos juntos.
Si te busco no te encuentro, y si no lo intento me frustro.

Es muy injusto…

El intentar enamorarte
Sin mostrarte nada que otro loco no pueda darte.
Y en cada instante, pretendo ser importante,
Hasta que luego volteo a ver si vos me miraste

Solo pienso en tu voz,
Tu olor, el sabor de tus labios, el color
De tu piel bajo la noche o el sol,
El lunar en tu nariz, tu rostro cuando sonreís
En fin, todo lo que sos.

Vos sos mi chica.
De a ratos mi amiga,
Mi compañera de vida.
No pidas que te reciba
Si ya hay respuesta querida
¿Cómo decirte que no mirando aquellas pupilas?

Y la mitad de mi tiempo lo paso mirándote:
Tus caprichos, tus humores, tus locuras, tus porqués.
El largo de tus dedos entre tu pelo.
Tus pies.
Lo perfecto, los defectos, en efecto
Haces perder la fe.

Lo que empezó es porque ha de terminar
Te deseo lo mejor, con quien quieras estar
Así que no digo adiós, sé que eso no te va

Se feliz, mi amor, hasta siempre jamás.

martes, 7 de junio de 2016

Sin título

 Se está haciendo rutina hablarnos desde el silencio, querernos en la distancia. Pero te vas caminando hacia Rodríguez Peña, mientras te observo a lo lejos sin mirarte, y cada paso tuyo te va alejando de mí, cruzando la avenida Callao, la misma de todos los días, que solía pertenecerme en cada metro, centímetro, pared y vereda, y sin embargo ahora te pertenece, por lo que ahora me escondo donde no pisas, y cada luz en el piso se apaga cuando yo paso, y las baldosas me abrazan cuando vuelvo a casa, ese pasaje descolorido por la nostalgia, con el sonido de las guitarras que ya no están aún retumbando en mi cabeza, las luces de los patrulleros siguiendo atentamente con su mirada mi caminar, y vos yéndote hacia Rodríguez Peña, y yo ahí, despojado de mí mismo, observo el Mordisquito (que a mí no me la vas a contar), y se va, luego el Picadero, los arboles pelados por el otoño y el crujir de las secas hojas, y también se va, y lentamente llego al final de mi triángulo, la voz de mi pensamiento se calla al escuchar el vigor mecanizado de los autos en la avenida que no duerme, y me mimetizo en esas noches en la que mi voz no se calla y soy yo el que no duerme cuando Corrientes descansa, hasta que llego al punto donde empieza y donde termina mi triángulo de un solo cateto, el otro es tuyo de un tiempo a esta parte, y para siempre. Y cuando llegas a Rodríguez Peña no te vuelvo a ver…

domingo, 15 de mayo de 2016

Cambiar

  Deberías saber que cada momento que viví contigo fueron únicos. Una manía obsesiva me mantiene arraigado al pasado que me grita constantemente, haciéndome dudar del presente, intrínsecamente atravesado por esa falta, ese vacío, que todos los días me hacer buscar(te) donde no hay otra cosa que nada y más nada, o tal vez es un todo demasiado amplio, no lo puedo ver. El todo es más que la suma de las partes.

  Por momentos tengo la sensación de haberte visto ya, en otro lado, en otro momento, en otro yo y otro vos, entre sueños y canciones que no comienzan ni terminan y así como las escuchás se te están yendo de las manos al mismo infinito, al mismo todo, y tiemblan los cuerpos ante la sensación de plenitud, iluminación, nacimiento, muerte y resurrección. Pero sin embargo estas allá, a lo lejos, en un sitio nublado de conjeturas y lejanía. Una cadena me ata al cuello y me sigue arrastrando, obligándome a mirar, forzándome a contar lo que no se puede contar, aunque intente con toda mi fuerza cósmica, no puedo traducir lo que sucede cuando tu existencia en el plano entra en conflicto con mi presencia ausente.

  Una fuerza magnética compuesta por dos polos, igual de fuertes, pero opuestos, cada uno es el exacto reflejo del otro, la otra cara, la imagen que muestra y la que esconde, con la extraña certeza de saber que existe algo que lo atraviesa, cierta unicidad, cierto hilo azul invisible e infinito que los ata, los mantiene tan juntos como separados. ¿Qué hay en esa rabia que no sea amor? ¿Qué hay en esa fuerza que no sea dolor? ¿Qué hay en esa seducción más que soledad? Pero… ¿qué hay en esa tranquilidad que no sea locura? Y en esos ojos… ¿qué hay que no sea muerte?

  Hojas amarillas, reminiscencia del futuro pasado, tenue aroma diluido de la taza de café, eternidad, delicada aspereza, soledad, individualidad ¿Qué soy? Yo ¿quién soy yo? Nosotros, todos, nadie. El cortante viento silba el ventanal.

  Basta.

  No puedo ser la invitación al deseo. No quiero ceder a la vanidad. No debo decir que sí.


  Basta.

domingo, 13 de marzo de 2016

Preguntas

   ¿Qué es esto?


Estoy buscándote en el suelo, ahí escondida entre las baldosas ocultándote de mí, despierto en el ensueño pero dormido en la vigilia, que te busco sin saber lo que es un sueño, sin saber lo que es real, pero buscándote, a veces en el suelo, a veces sin buscarte, aunque sin mirar al cielo para hacerlo el día que lo veas conmigo; nuestros muertos...

  ¿Dónde estás?

 Pienso en los pétalos amarillos de una flor, el brillo de suelo en contacto con el suelo mojado, caminos que iban juntos mas no de la mano. Despacio, de seguro a lento, apurado, lejos, cerca, pero sin darte calor mirando las estrellas.
 Lo único más deseable que el lenguaje en tu sudor, es el sudor de tu lenguaje.
 Despierta. Se cae la foto. Recuerdos de caminos que no eran rectos, sino en dirección opuesta y a la inversa, pero en algún punto del tiempo nos chocará una coordenada.

 ¿Quién eres?

 El misterio es el dominio de lo que no puede ser hablado. La lluvia madruguera golpea mi ventanal, y yo me observo caer a tí porque se que me levantas.
 Concentración de alquimia química. A veces detallarla es indescriptible, perdonen si respiro tinta y se me corta el oxígen...

 Y el viento se llevo al suspiro.