Tranquila que deja de llover,
si tu fuego acompasa al mío,
entibiando la perla del río
que por inercia está buscando el pez.
¿Cómo no va a enloquecer?
Si sólo el pez la hizo arte
¿cómo no andar desafiante?
Si la perla es roja también,
y aunque el azul le hace bien,
violetas van a abrazarse
A vos natural quererte,
cantar ternura sin pena,
lo que me sobra te llena
y a tu presencia de ojos fuertes.
El ave canta: ¡qué suerte!
Tengo de estar volando
y ver sus piernas bailando.
Pariendo un gesto de darte,
mis dos alas regalarte,
el cielo te está esperando.
Soy diablo y vos sos mujer,
nuestro idioma es sueño,
es crepitante misterio
cuyo imperio es el placer.
Dichoso de ver arder
lo normal al tocar caos;
tu cuerpo como el cacao
tiene un rasgo especial,
entre lo dulce y lo sensual,
como un café por Callao.
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