Ya no sé si mantener la esperanza de que todo se solucione sería engañarme a mi mismo, no soporto escuchar el desprecio en la voz de mi vieja, que solía ser melancolía, y tampoco soporto ver a Iván suplicando hablar con ella, porque algún día va a dejar de hacerlo, y ahí va a ser cuando pierda la ilusión. Ilusión ya casi muerta.
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